Hemos declarado en notas anteriores nuestro desacuerdo con ciertos modos de entender la poesía en el presente. Apenas nombramos, a modo de ejemplo, quienes escriben con ese afán llamado compromiso social. Creemos que esta raza de poetas honorables merece una nota aparte. Consideremos, primeramente, dicho compromiso. En cualquier foro de discusión se estaría de acuerdo con definirla como el atribuirse la misión de satisfacer a la sociedad de la cual pertenece, ayudando a fortalecer dicha satisfacción, denunciando, si fuera necesario, sus injusticias. Quien se preocupe y tome como forma de vida aquella misión, ganará, sin duda, nuestro respeto. Pero nada de eso tiene que ver con el Arte. La literatura es inútil frente a las necesidades de la sociedad. Carece de toda funcionalidad. El patetismo de la burguesía del siglo XIX no se desvaneció gracias a Flaubert; la democracia no se instaló definitivamente por Whitman.
También hemos declarado que la realidad merece un trato mucho más severo que la mera sensibilidad artística. La verdad debe ser concreta, transparente y concisa; debe llegar por la vía más recta a los hombres. La poesía, en cambio, es todo lo contrario.
Unos versos de Gelman, del poema Epitafios, como estos:
Unos versos de Gelman, del poema Epitafios, como estos:
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Son hondamente superiores a cualquier poema social del mismo Gelman. La enumeración, resaltada por la repetición sintáctica, y las palabras universales, están a merced del poeta para su objetivo. Esta aparente simplicidad es, no solo sincera, sino también eficaz para nuestro espíritu.
Tomemos unos versos de Benedetti:
Tomemos unos versos de Benedetti:
Por su parte el saber congelado sostiene
Que los pueblos felices nunca tienen historia
Y como en realidad todos la tienen
Vaya sacando usted las conclusiones.
Que los pueblos felices nunca tienen historia
Y como en realidad todos la tienen
Vaya sacando usted las conclusiones.
Esta estrofa contiene toda la ironía posible para que nos olvidemos que, en realidad, deberíamos estar leyendo un poema. Pero tarde o temprano deberemos aceptar que Benedetti nos embaucó y que solo nos pasó un pensamiento personal. Y si recibimos ese pensamiento, comprobamos que es poco profundo y tosco. Es decir, forma y contenido fracasaron de igual modo. ¿Cómo puede ser que este poeta que podía dar, de vez en cuando buenos versos, no pudiera resistir a semejantes frivolidades?
La estrofa siguiente dice así:
La estrofa siguiente dice así:
A menudo la historia se vale de utopías
Algunos aprovechan para erigirle estatuas
Y luego es consagrada como infancia del mundo
O como fotocopia del futuro.
Algunos aprovechan para erigirle estatuas
Y luego es consagrada como infancia del mundo
O como fotocopia del futuro.
Su pensamiento sigue divagando, dispersa y confusamente; de un modo vago nos insinúa algunas acciones de los hombres que son reprobables para su intelecto. Como fotocopia del futuro, suena grotesco hasta en el oído del más ignorante. Imagino que estos versos puede leerlos un periodista mientras, patéticamente, nos informa de alguna injusticia.
No obstante, el mismo autor puede escribir estos versos, extraídos del poema Traigo el mar en un dedal del libro “El olvido está lleno de memoria”:
No obstante, el mismo autor puede escribir estos versos, extraídos del poema Traigo el mar en un dedal del libro “El olvido está lleno de memoria”:
Si amanece la verdad
Con su gallo agradecido
Mis fantasías
Inventan leyes
Contra tu olvido.
Con su gallo agradecido
Mis fantasías
Inventan leyes
Contra tu olvido.
Tiene la delicadeza propia de un poema, y la sinceridad, en estas palabras, no parece forzada.
Fuente: Panoramica Del Observador, Jose I. Alonso, nos reservamos los derechos.
Fuente: Panoramica Del Observador, Jose I. Alonso, nos reservamos los derechos.
Estas son palabras de un hombre, ser, amigo, que no lee, simplemente lo ve y lo siente.
ResponderEliminarFelicitaciones, segui de esta manera.