Últimamente empecé a olfatear a mi alrededor un sentimiento de opresión al querer sentir un poco de aire puro y en mis pobres momentos libre (como éste) no dejaba de repetirme la siguiente pregunta y noté que estaba confundido.¿Realmente somos libres? ¿De verdad, no circulamos en la autopista de la vida a través de un peaje cotidiano? ¿En qué sentido me preguntaba esto? En el más cotidiano posible, respondo.
Sistema, Economía, Política, Calentamiento Global, Guerra, Pobreza, Estado, Dinero, Inseguridad, Situaciones laborales, Protestas sociales, Dengue, Gripe A, Tinelli, Ricardo Fort... Esto es el global de los ataques terrorístas que sufre nuestra integridad, nuestra alma. Con esto nos contaminan una y otra vez haciéndonos cada vez más individualistas, más consumistas, más metrosexuales, más "floggers" (perdón...) La plena desconfianza que olfateamos en el día a día en nuestro entorno, hacia nuestro prójimo, no es nada más y nada ménos que la plena insatisfacción del ser humano cotidiano que este sistema actuál nos impone sin darnos cuenta; o lo ignoramos. Sin dar ningún tipo de enseñanza ni sermón, lo que suprimimos, es lo que nos haría respirar un poquito mejor, es aquello, lo cuál acude el dolor, también ante su búsqueda desesperada de desaparecer; el amor y la sensibilidad. ¿Tan cursi les suena esto? Amor propio, amor ajeno; sensibles al cambio, sensibles a querer vivir de otra forma. Ser sensibles nos hace pensar, al igual que el dolor, nos hace revindicarnos de nuestros errores, nos hace inteligentes. Pero amar, nos hace sensibles y el amor (¿ sigue sonando cursi ? ) es nuestra naturaleza, es parte de las leyes de la vida, además de plantar un árbol, leer un libro y escolocear en la bolsa de valores. No hay sistema que pueda combatir nuestra integridad. Como a veces una simple sonrisa que regalamos, aunque sea forzosa, puede hacer que aquél que esta ofuscado y no conocemos, nos devuelva algún gesto o alguna descarga de su propio sistema opresor... pero no te preocúpes, ya se siente bién. No hace falta ser físico ni un genio del siglo XXI para descifrar que las buenas energías retornan acumuladas de la misma forma que nosotros las brindamos, como sensibles que sómos. Nuestro sistema no es tan complicado, pero para empezar...¿Qué te cuesta sonreír?
Fuénte: Panorámica Del Observador, Adrián J. Messina, Notas destacadas , nos reservamos los derechos
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