Negra tarde y cielo blanco:
La luz, pese a mis ojos, no se ha apagado,
No eres, me dice el tiempo, cosa importante
Para que la blanda tierra persiga tu sombra;
No es más que sangre tibia de otro mortal,
Que dobla sus rodillas sin morir
Y se lamenta con ávida ingratitud;
El río seguirá su curso por las montañas
Hasta los pies de las ciudades;
El impasible pájaro levantará vuelo
Y cortará el viento con las alas;
La lluvia aliviará los cultivos
Que no dejarán de crecer laboriosamente;
La flor será el color de un símbolo
Como lo fue siempre;
La empañada luna apagará el fervor del poeta;
Nada detendrá su fatal camino.
Y es Adriàn, tan indolente el tiempo, que indefectiblemente, termina por borrarnos.
ResponderEliminarUn poema profundo, reflexivo y metafòrico.
Me ha encantado leerte.
Cordiales saludos
Bella y profunda poesia,... doblara sus rodillas sin morir...me encanta el pedazo en que dices la flor sera como siempre. Me encanto. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarJosé Ignacio,me encantó,muy sentido,y perfecto a la vez.(El río seguirá su curso por las montañas,hasta los pies de las cuidades),me encantó!!!!!
ResponderEliminarGRacias por compartirlo.
Ambar...
Un poema lleno de reflexiones y profundo.
ResponderEliminar¡Excelente!
Abrazos
@Mariela Marianetti
ResponderEliminarGracias por tenerme en cuenta, pero no es mi autoría, la ha escrito nuestro amigo Tato Alonso.
Pero más allá de eso coincido con vos, el grado de metáforas que utilizó solo se nivela con el de la reflexión que nos inspira.
Un gran saludo!
Tato, me asombró la manera en la que hacés referencia a que todo seguiría igual pese a todo, es una sensación de impotencia que cada cuando la vas leyendo te dan ganas de editarla.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, excelente.
El segundo verso me encanta... hay mucha profundidad en él. Me hace pensar cientos de posibilidades.
ResponderEliminarCreo que el poema está ahí enteramente.
Un abrazo grande, Adrián.
Hola Jose Ignacio,
ResponderEliminarMis sinceras felicitaciones por tan estremecedor poema...El tiempo es una rueda cuyos dientes no tienen ninguna piedad a la hora de aplastar el ser de carne que no sabe o no quiere girar con ella.Por eso será que a veces nuestra alma anhela tanto volver a ser solamente Luz....
Un cordial saludo.
Hermoso, profundo y hasta con una sutil melancolía.
ResponderEliminarMe encanta!
L.
Hola José Ignacio:
ResponderEliminarHermosa poesía; profunda y reflexiva.
Me ha gustado mucho.
Besos para ti y Adrián.
Que belleza de posía Adrián...es sublime y sincera a la vez...con profundos sentimientos q me llevan a la reflexión. Gracias por pasarte a tomar conmigo un café y acompañarme en este camino. Un fuerte abrazo. Uru.
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